RESEÑA | Capitán Nemo. Una introducción a la política: Hugo Hiriart

26/05/2018 - 12:03 am

Hugo Hiriart (1942, México), es un escritor de lo extraño, de las rarezas, de las formas coloridas y las palabras musicales. En 1972 publicó la novela Galaor, novela de caballería que le valió el premio Xavier Villaurrutia y de ahí en adelante ha dedicado sus letras al ensayo, la novela y el teatro.

Por Roberto Feregrino

Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).- No es fácil clasificar a Hiriart en una generación, sin embargo, logró convivir con los del boom latinoamericano, la Generación del Medio siglo y con muchos escritores contemporáneos del siglo XXI. Entre sus libros de ensayo destacan Disertación sobre las telarañas (1980), Discutibles fantasmas (2001) y El arte de perdurar (2010). Los títeres le han llevado a soñar mundos fantásticos como Simulacros, La repugnante historia de Clotario Demoniax o La caja. En cada texto existe un gusto por la filosofía, los griegos y la fantasía más insólita. Este año se reeditó Sobre la naturaleza de los sueños (Era, 2018) que, según Jorge Volpi, es un libro sobre “la imaginación, la memoria y la invención”. Hugo Hiriart es uno de esos escritores vivos que debemos admirar por el bien de las letras de ayer, de hoy y del porvenir.

No es novedad que el clima político que acecha al país cada día sea más delicado, pues se debe ser cuidadoso al declararse del bando de éste, de aquella o de aquel partido políticos. En la opinión de este que hoy escribe no hay sino dos frentes actualmente: MORENA y todos contra MORENA. Los morenistas dicen que urge un cambio, que la riqueza debe ser repartida equitativamente y ni el PRI ni el PAN han dado resultados en temas concernientes al desempleo, narcotráfico y seguridad. Los antimorenistas ven en el triunfo de dicho partido un retroceso a todo el “avance” que se ha realizado en el país, un parangón con Venezuela, un problema de amnistía, un desbalance económico en manos de quien lo representa. Pero, ¿qué se dice de la cultura y las artes (en toda la extensión de la palabra)? Ningún candidato hasta hoy ha dado una propuesta coherente en este asunto; caso contrario sucede desde el arte a la política, porque en un montón de documentales, novelas, fotografías, teatro, pintura, cine, danza, vemos la postura de sus creadores ante la realidad que atraviesa el país. Los candidatos sencillamente se alzan de hombros como si no importara lo que el arte refleja a través de su espejo. Justo en este momento delirante por el que atravesamos los mexicanos, quisiera hacer énfasis en una novela de Hugo Hiriart que versa sobre este tema tan peliagudo: la política. Bajo el título Capitán Nemo. Una introducción a la política, Hiriart se convierte en ese astuto y mordaz escribano que juega con la literatura y sus personajes. Menciono lo anterior porque bajo la premisa del juego, el autor nos presenta personajes dignos de la tradición literaria: el profesor Aronax y Nemo, de Veinte mil leguas de viaje submarino; Ismael, de Moby-Dick y a Julio Verne, escritor francés del siglo XIX, con la intención de mostrar que la política no es propia de políticos únicamente, sino de cualquier “grupo organizado” con intención de obtener supremacía o ventaja en lo individual.

El profesor Aronax y su sirviente Jules se enteran de que hay un monstruo en el mar derribando embarcaciones, por lo cual deciden emprender una expedición para saber lo que acontece con aquel gigante marino. Antes de surcar los mares, en tierra se celebran elecciones en la Academia de Ciencias del Mar en las que el profesor compite contra su acérrimo rival Agustín Mancera (apellido casualmente vinculado con algún político de nuestra Ciudad) y logra salir victorioso por un voto, con lo cual deja en claro que “la democracia no consiste en elegir bien o mal, sino de hacerlo de manera legítima”. Con el triunfo conseguido, el profesor parte en aras de encontrar al gigante al que le temen marinos y capitanes. Durante el trayecto conocen a Ismael, el arponero, y juntos van creando hipótesis de dónde podrían encontrarlo. De pronto son atacados y creen que es una ballena, pero es, ni más ni menos, que el famoso Nautilus, comandado por el capitán Nemo. Ismael, Jules y el profesor son apresados y se enteran de las maravillas que ese barco encierra: un mundo debajo del agua, la más alta tecnología y es esto último lo que abre el debate entre el capitán y el profesor. El primero sostiene que si la gente de tierra tuviera tal conocimiento lo usaría para destruir; el segundo duda que eso pueda ocurrir, ya que sostiene que todo avance está hecho para el bien de la humanidad. Entre esta y varias disquisiciones, Aronax se entera de que los tripulantes del Nautilus se encuentran bajo el yugo del Capitán Nemo y es por ello que deben escapar de inmediato.

Un libro editado por Océano. Foto: Especial

Los medios, los conflictos y las vicisitudes que ahí les suceden a estos personajes, no son propias de divulgarlas en este momento porque le restaría  sorpresa a un posible lector como usted, basta mencionar el epílogo del libro que se titula “Ciencia y democracia”. La voz del autor sale a flote y nos explica cuál es el final de los personajes, no obstante, explica también que la política es inevitable, no sólo en los partidos sino  en “laboratorios, talleres, escuelas, sindicatos, empresas, campos deportivos” y únicamente en mayoría podemos lograr que eso que nos disgusta de la política pueda cambiar. ¿Hacia dónde queremos ir como sociedad? Esta novela ofrece un panorama ficcional y artificioso de un mundo poblado de discrepancias, pero es el cuestionamiento a todo lector sobre a dónde vamos en estos momentos de elecciones presidenciales. Es cierto que detrás de todo hay intereses económicos, pero más allá de eso somos individuos conscientes, no en el Nautilus, sino en un barco que se llama México y si encalla encallamos todos, si avanza a mejor puerto todos avanzamos, así que decidamos informándonos, no sólo con discursos baratos de seguridad e inseguridad, pensemos en un navío rico y próspero en arte, cultura, educación e ideales que nos funcionen en unidad. Todos felices y en buena hora.

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